La
Imagen de Cristo
Existen en la vida cristiana enemigos que tratan de impedir que
Dios cree en sus hijos la imagen de Cristo.
Tales enemigos viven en nosotros y son los que a diario se oponen al
Artesano de la Creación y despliegan delante y dentro de nosotros tentaciones a
través de todo lo que nos rodea. No nos
debe sorprender que muchas de las cosas que a diario están en contacto con
nosotros nos tienden trampas para hacernos pecar. Dios esta dispuesto a socorrernos en
tiempos de pecado. El ve cada momento de
nuestra vida, aun cuando no haya llegado para nosotros. El nos presenta por su palabra un cúmulo de
riquezas incalculables como herramientas que nos servirán en tiempos de
tinieblas. Pero además El tiene el
poder, y así nos lo ha trasmitido, por su Espíritu, de manera sobrenatural para
impedir que el pecado sea una realidad en nuestras vidas, El esta dispuesto a
perdonarnos y también a levantarnos de nuestra caída. Esto es parte de la lucha por la
santidad. Para comprender un poco más
sobre el tema de la santidad comencemos por una palabra que nos identifica como
seguidores de Jesús, la palabra “santo”.
Santo significa “apartado”, “separado”. Debemos entender que la voluntad
de Dios es nuestra santificación. 1 Tesalonicenses 4:3a “pues la voluntad de
Dios es vuestra santificación”. Además,
la Biblia también dice que hemos sido llamado a ser santos: 1 Corintios 1:2 “a la iglesia de Dios que está en Corinto, a
los santificados en Cristo Jesús, llamados a ser santos...”, en esta
salutación que hace el apóstol Pablo en cada una de sus cartas a las iglesias
él se refiere “a los santos”: 1 Co. 1:2; Ef. 1:1: Fil.1:1; Col. 1:2. Entonces la santificación es un acto de
Dios efectuado por Su Palabra y el poder de Su Espíritu, por medio del cual
"el viejo hombre”, como se
identifica en la Biblia la condición corrupta del ser humano[1],
es combatido completamente. Entonces, en el acto de la justificación el pecador
es perdonado de sus transgresiones personales; mientras que en el acto de la
santificación, la raíz de la corrupción del pecado es extirpada. Aunque el creyente santificado está libre de
la ley del pecado y la muerte se lucha una batalla interna contra nuestra carne
“pero veo otra ley en mis miembros, que
se rebela contra la ley de mi mente, y que me lleva cautivo a la ley del pecado
que está en mis miembros.” Romanos
7:23. Esta batalla está ganada en la cruz por el Redentor y el apóstol nos
anima a tomar la victoria en nuestras manos “Hablo como humano, por vuestra humana debilidad; que así como para
iniquidad presentasteis vuestros miembros para servir a la inmundicia y a la
iniquidad, así ahora para santificación presentad vuestros miembros para servir
a la justicia.” Romanos 6:19. Así también nuestra iglesia, The Church at
Brook Hills, nos estimula y demanda de nosotros un paso de fe para que Dios
cree en nosotros la imagen de su Hijo, y llevar así una vida que se caracterice por la
"pureza de corazón" y una consagración plena a la voluntad de Dios a
través del ministerio de la Palabra y del Espíritu Santo.
E.Torres
[1] Efesios 4:22: “…en cuanto a
vuestra anterior manera de vivir, os despojéis del viejo hombre, que se
corrompe según los deseos engañosos”