Jesús y las
Mujeres
Lucas 8:1-3
Introducción
Historias hay miles, la mayoría
permanecen ocultas. Son las historias de mujeres maltratadas, algunas
torturadas, por su propia pareja hasta provocarles la muerte. El rostro
escuálido de Ana, de 68 años, tenía una expresión de tristeza y desconsuelo.
Había soportado todo lo que podía soportar. 50 años de salvajes golpizas,
insultos y amenazas de muerte. Muestra sus brazos con cicatrices que los
atraviesan transversalmente. Mercedes es pequeña, tiene 28 años y se estremece
fácilmente. En una ocasión a su marido no le gustó la comida, tomó un cuchillo
de cocina y se lo clavó en los brazos, la golpeó con los puños al tiempo que le
gritaba que era estúpida, una vieja y fea mujer que ya no servía ni para
cocinar.
A María de 48 años, su marido le
arrebató a sus dos hijos. Llevaba trenzado el pelo gris y vestía una bata sucia
de tela floreada. Su rostro era marchito y sombrío, pequeñas bolsas pendían
debajo de sus ojos inexpresivos y tenía la boca semi-abierta y los labios
caídos. En sus manos aprisionaba con fuerza un catálogo de perfumería pirata.
Al sentarse apenas ocupa un breve espacio, sin levantar la mirada, clavada en
el piso, pide ayuda a un abogado de oficio para que su marido ya no la golpee y
le devuelva a sus hijos. Ellas son sólo una muestra de la violencia vivida por
uno de cada tres hogares del estado de México. De los 4.3 millones de hogares
ubicados en el área metropolitana de la Ciudad de México, la tercera parte
sufre algún tipo de violencia intrafamiliar. De éstos, un 99 por ciento reporta
maltrato emocional, 215 mil hogares sufren intimidaciones, 147 mil violencia
física y 14 mil 434 abuso sexual. En 1975 las Naciones Unidas estableció el día
8 de marzo como el “Día Internacional de
la Mujer”. En esta fecha se recuerda un 8 de marzo de 1908, cuando decenas de
trabajadoras de una fábrica textil de Nueva York murieron calcinadas después de
encerrarse para reivindicar una mejora de sus condiciones laborales. Pero este
solo ha sido un solo ejemplo de las múltiples injusticias que las mujeres han
vivido a lo largo de la historia de la humanidad. Pero el plano espiritual no
ha escapado ha esta horrenda manera de tratar a las mujeres, si bien no llega a
esos niveles si existe una manera muy sutil en como son maltratadas las mujeres
por ser mujeres en algunas movimientos cristianos. Sin embargo nuestro modelo
que es Jesús nos muestra en Su Palabra como debemos tratar a aquellas que son
nuestras compañeras y también enseña a las mujeres a como deben esperar ser
tratadas por parte de los hombres.
También en la época de Jesús, la
sociedad de los hombres desvaloraba a las mujeres. Eran seres sin importancia,
hasta se creía que ellas no tenían alma. Las restricciones sociales y
religiosas les impedía vivir una vida más libre como la de los hombres. Sin
embargo violando la tradición religiosa prevaleciente, Cristo se atreve a
redignificar a la mujer. Aunque Jesús no vino a proponer justicia social; si
fue un personaje revolucionario; pues Él vino a restaurar la dignidad de todas
las personas, hombres y mujeres. En el pasaje de Lucas 4:18,19 Jesús revela su
misión en este mundo: Dar libertad a los cautivos. La humanidad entera (hombres
y mujeres) estaba oprimida, esclavizada y sin esperanza a razón del pecado;
pero Cristo viene a liberarnos a todos, mujeres y hombres. Y Jesús favoreció de
alguna manera la libertad de la mujeres y restauró su dignidad ante sus propios
ojos y de los hombres, aprendamos hoy esta importante verdad
I. Jesús y la dos
mujeres enfermas de flujo (Mat. 9:18-26, Luc. 13:10-17)
Posiblemente al escuchar el nombre de Mohammed Atte, muchos
de los aquí presentes les diga nada este nombre; pues este hombre fue uno de
los suicidas que estrello los aviones en las torres gemelas en Nueva York en el
2002. Pues este hombre musulmán dejo su testamento escrito el 11 de abril de
1996 para que se cumpliera al pie de la letra y llama la atención dos puntos
del testamente referente a las mujeres: “No quiero que me
despidan mujeres embarazadas ni
personas impuras. Lo rechazo. Y A mi muerte, que ninguna mujer pida perdón por
mí”. Entro de la religión Islámica. Las mujeres no juegan ningún papel
importante; dentro de la cultura islámica un hombre vale el equivalente a dos
mujeres; y aún en nuestra cultura occidental, para algunos las mujeres solo son
objetos de diversión sexual. Dentro de los judíos existía un dicho que rezaba
así “Gracias Dios por que no me hiciste perro, ni mujer” Pero Cristo trato de
manera diferente a las mujeres; su ejemplo está muy lejos de estas
manifestaciones de soberbia y odio hacia las mujeres.
Se nos dice que Una mujer que
hacía doce años estaba enferma de flujo de sangre buscó de manera persistente
la sanidad al tocar el manto del Señor Jesús (v. 20) Esta mujer había gastado
todo lo que tenía en médicos y charlatanes que abusando de su condición de
enfermedad y de ser mujer la empobrecieron hasta hacerla un mendiga que buscaba
la sanidad por las calles; pero llego el día tan anhelado en el que Jesús pasó
a su lado y esta mujer Social y religiosamente impura lo toca (v.21)
Inmediatamente el Señor Jesús se percata de que poder ha salido de Él y busca
quién le ha tocado; La mujer temerosa; pues se decía que las mujeres de su tipo
eran impuras y nadie podía tocarlas debido a su impureza; pero la reacción del
Señor es contraria a lo establecido por los HOMBRES religiosos; le dice al
verla tan temerosa: “Ten ánimo, hija; tu fe te ha salvado” (v. 22) El Señor en
lugar de reprenderla o rechazarla, le afirma su fe y la recompensa son la
sanidad.
Es Lucas quien nos dice que el
Señor Jesús puso su atención a una mujer que hacía 18 años que estaba encorvada
a causa de un espíritu de enfermedad, Y Lucas nos dice que Jesús la llamó y le
dijo: “Mujer, eres libre de tu enfermedad” (v. 12); pero lo que debemos notar
esta en el v. 13; el Señor Jesús dice Lucas: “… puso las manos sobre ella; y
ella se enderezó…” Cristo pudo haber sanado a la mujer sin necesidad de
tocarla; pues ya lo había hecho antes a muchos otros; es más resucitaría a
Lázaro con tan solo pedirlo con sus labios. Pero él quiso tocarla son sus
manos; tocar a una mujer era considerado inadecuado; pero para Cristo esto no
fue así; sino que lo hizo no solo para sanarla, sino para hacerle sentir que
para Él, ella era importante, y lo hizo para enseñarnos a nosotros que Cristo
da su bendición a todos lo que le buscan, sean hombre o mujeres. Jesús sano y
sana a las mujeres en todos los sentidos posibles; pues para él la mujer es igualmente valiosa y merecedora de la
restauración física, emocional y espiritual.
II. Jesús y la mujer
Adultera (Juan. 8: 1-11)
La nigeriana Amina Lawal, fue
condenada a muerte por lapidación, castigo que la ley islámica impone a las
personas que halla culpables de adulterio. Su vida se prolongo gracias a que el
tribunal aplazó la ejecución para permitirle cuidar a su hija, nacida fuera del
matrimonio, en sus primeros dos años de vida. En los últimos 10 años han
llegado a la atención internacional una docena de casos de mujeres con la misma
pena por tener sexo fuera del matrimonio en seis países gobernados por leyes
musulmanas. Otro caso es el de Safiya Huseini, una campesina de 35 años de edad
acusada de adulterio. Sin embargo dicho adulterio no fue tal sino que fue una
violación por parte de no de sus primos. En febrero de 2002, en Sudán, el apoyo
internacional logró que la sentencia a muerte por lapidación de la joven
sudanesa Abok Alfa Akok fuera conmutada por una penalización más leve. En el
2001, también en Nigeria, Bariya Ibrahim Magazu, de 18 años de edad, recibió
100 latigazos por estar embarazada fuera del matrimonio.
En el reino de Fujairha, el más
conservador de los Emiratos Arabes Unidos, una migrante de Indonesia que
laboraba como empleada doméstica también fue condenada a ser muerta a pedradas
por adulterio. Igualmente Ese mismo año dos mujeres afganas bajo el régimen
talibán fueron muertas a pedradas en estadios abiertos y repletos de gente, en
un lapso de seis meses. Esta costumbre en el medio oriente de castigar de
manera ejemplar a las mujeres adulteras no es reciente. Ya en los tiempos de
Jesús se practicaba, a razón de cumplir las leyes religiosas. Jesús estaba
enseñando en el templo (v. 2) cuando de pronto los HOMBRES religiosos le
llevaron a jalones y empujones a una mujer que había sido sorprendida en el
acto mismo del adulterio (v.4), lo curioso es porque no llevaron al hombre con
quien adulteraba; cuando esto ocurre, de manera casi generalizada la mujer
lleva más de perder; pues según la mentalidad misógina las mujeres son las que
se meten con los hombres. Lleva a esta mujer ante Jesús no porque les importara
tanto la moralidad de su comunidad, sino por dos razones importantes, una poner
a prueba al maestro y la otra manifestar su odio hacia una mujer pecadora.
Le insistían que les dijese que
hacer y como castigar la adultera. Jesús sin embargo inclinado hacia el suelo,
escribía en la tierra con el dedo (v. 6) ¿Qué escribiría el Señor? Hay quienes
dicen que estaba escribiendo cada uno e los pecados de todos los que acusaban a
la mujer y que por eso ninguno oso arrojar la primera piedra. Cuando Jesús esta
a solas con la mujer; Jesús no la justifica; pero la trata con dignidad y
misericordia. Cristo no toma en poco su pecado; pero Él mira a ser necesitado
de perdón y restauración; más que un ser perverso y pecador. El Señor la trata
son suavidad “…Ni yo te condeno” pero a la vez le exhorta con firmeza “…y no
peques más” (v.11)
III. Jesús y las
mujeres que lo seguían (Luc. 8: 1-3)
Este pasaje es crucial para todos
aquellos que consideran que las mujeres no deben ocupar liderazgo en la
iglesia. Pues hay iglesias machistas que mal entienden los principios de la
Biblia y han relegado a las mujeres a papeles de relleno pensando que Dios no
se agrada de ellas. En algunos lugares las mujeres son violentadas a ocupar
solo puestos de enseñanza infantil, no pueden dirigir las celebraciones o
cultos, deben vestir de una manera determinada o no pueden opinar y participar
en las decisiones del reino de Dios y no porque sean oficio malos; sino que
limitan a las mujeres y se pierden la iglesia de grandes bendiciones y dones que
Dios ha dado también a las mujeres. Pero Nuevamente es Lucas quien nos dice que
Jesús iba por aldeas y ciudades anunciando el evangelio del reino de Dios y que
le acompañaban sus doce discípulos más cercanos (v.1) pero además iban otros
personajes más e igualmente importantes “Y algunas mujeres…” (v.2) ¡Como!
Mujeres en las caravanas evangelisticas del Señor Jesús? Si, el Reino de Dios y
sus asuntos no son cosas de hombres de sido de todo aquel que cree en el Señor
Jesús. Esas mujeres habían sido sanas física y espiritualmente (v.2) y esa era
la razón por la que seguían a Cristo. Pero considero que también le seguían por
que habían sido sanadas emocionalmente; pues por primera vez eran tomadas en
cuenta para cosas de importancia; por fin no eran discriminadas; los doce
probablemente tuvieron que aprender a tratarlas conforma a la visión que su
maestro les estaba enseñando.
Se nos mencionan unos ejemplos de
estas mujeres que fueron sus colaboradoras: Maria Magdalena a la que habían
liberado de siete demonios; Juana la
mujer de un trabajador de Herodes, Susana y otras muchas. El nombre de estas se
suman a las de aquellas que encontraron en Cristo la salvación, la sanidad y la
restauración de su dignidad. Jesús fue un hombre en toda la extensión de la
palabra; creo que no ha habido otro hombre como Él y aún así Cristo supo
recibir ayuda de las mujeres, en el v. 3 dice: “…que le servían de sus bienes”
Los machos no saben aceptar la ayuda de las mujeres; pero los verdaderos
hombres no solo la reciben sino que la aprecian y la valoran en todo. Hoy como
ayer las mujeres han demostrado que son no solo las más fieles a Cristo; sino
las más entregadas y las atrevidas en los asuntos del Señor. Porque fueron las
mujeres las únicas que estuvieron con su maestro en su crucifixión, fueron las
mujeres las primeras en llegar al sepulcro el día de resurrección y han sido
las mujeres las que más han trabajado por el avance del reino de Dios en todos
los tiempos. No es justo pensar que solo los hombres tenemos el privilegio de trabajar
para Cristo; ellas pueden y quieren hacerlo y no podemos impedírselos.
¡Desafío!
Tiempo y espacio nos falto para
hablar de más mujeres importantes halladas en la Biblia: La mujer samaritana,
la mujer siro fenicia, Martha, Maria, la mujer que derramo perfume a los pies
de Jesús. Y que decir de aquellas que participaron en las iglesias en casa: A
Apia en Colosas (Flm 2), Ninfas en Laodicea (Col. 4:15), Priscila en Roma (
Rom. 16:5), Cloé en Corinto (1ª Cor. 1:11). Pablo reconoce en su carta a los Romanos
los esfuerzos de Maria, Trifena, Trifosa, Pérsida. Se refirió a Junia como
apóstol y alabó su ministerio, a febe como diaconisa, etc.
El propósito de este mensaje no
es sobresaltar a la mujer sobre los hombres; pero tampoco podemos seguir
viviendo creyendo que los hombres son superiores a las mujeres; sino que en
Cristo hay igualdad de condiciones, de oportunidades y de bendiciones; aprendamos
a valorar a las mujeres cercanas y a crear una cultura de respeto y honra a las
mujeres que durante años han sufrido y padecido el odio y la violencia por
simple hecho de ser mujeres. Este es un homenaje a todas las victimas mujeres
que han dado sus vidas por serlo.
Ptr. Eduardo Torres-Martínez
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